Descripción del Proyecto

SOBRE LOS ECOSISTEMAS URBANOS

A día de hoy, el centro urbano se muestra no solo como un foco atractor, sino incluso como un objeto de deseo residencial. Su atractivo reside en la complejidad social debida a los procesos  de  gentrificación,  que  genera  unas  nuevas  periferias  sociales  superpuestas,  una  demografía  dinámica  y  polarizada  en  cuanto  a  edad  se  refiere.  Los  jóvenes,  los  viejos  y  los inmigrantes  revitalizan  el  casco.  Por  ello,  los  espacios  públicos  constituyen  un  encuentro  de  variedades; lo que para un inmigrante significa su espacio doméstico (pues carecen del mismo por residir en pisos patera insalubres), para otro ciudadano puede significar un lugar de paseo, de comercio, de tránsito, para mirar, para evadirse, para descansar, para sentarse…

El usuario se convierte así en un organismo autoproductor de espacio público a través de  sus  prácticas  y  por  ello,  el  paisaje  urbano  se  transforma  en  un  concepto  geométrica  o  formalmente estable, pero socialmente variable.

El tiempo, el número, el sexo, la ocupación, la práctica, la edad, la nacionalidad, la raza,  la  ideología,… Son  muchas las variables  que  determinan  la  forma  y  función  del  paisaje. Una  misma porción de espacio puede generar infinitas situaciones totalmente impredecibles.

Por ello el término paisaje se convierte en algo complejo, instantáneo e irrepetible, fruto de una superposición de capas naturales y sociales (humanas), donde la suma de actividades de cada elemento determina una percepción diferente en cada momento.

Pero al superponer esta variabilidad del paisaje urbano con la inmutabilidad de la parte construida, entendemos que un mismo lugar, bajo unos mismos organismos autoproductores de espacio público, puede convertirse en una realidad totalmente diferente. Aquél que genera un espacio público determinado, lucha contra los suyos para mantenerlo, pero siempre termina rindiéndose ante lo invariable.

La plaza de Tirso de Molina, limitada en su capacidad de conversión, dio lugar a fuertes críticas arquitectónicas  que  se  tradujeron en  un  éxito social en cuanto a su función autorreguladora  se  refiere.  Anteriormente  existía  una  apropiación  de  la  plaza  por  parte  de sectores marginales, mientras que a día de hoy se ha generado un nuevo ecosistema urbano donde se da una mezcla, una convivencia social sin que las distintas clases se molesten. Ahora existe  una  compatibilidad  entre  lo  estático y lo dinámico, entre clases, actividades, edades, sexos y formas de utilizar la plaza. Es el mismo sitio pero un distinto lugar; un paisaje diferente, variable e impredecible, un antes y un después, pero también un presente que desconocemos y seguimos sin poder predecir.

En  definitiva,  el  paisaje  urbano  lo  genera  el  hombre,  pero  siempre  influido  por  lo  inmueble.  Por  ello,  es  labor  del  arquitecto  la  de  conocer  las  prácticas  y  necesidades  del ciudadano para generar su obra. “¿Cuándo, cómo, dónde, quién?”. La obra no es nada per se, pero las personas tampoco lo son sin la obra.

Detalles del Proyecto

  • AutorFundamenta Arquitectura
  • ClienteAdministración Pública
  • Tipo de trabajoConcurso
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