El municipio de Collado Villalba está en un collado de la sierra de Guadarrama, en un valle que atraviesa el río del mismo nombre y rodeado de montañas. A poco más de 40 km. por la A-6 (Madrid – A Coruña) al noroeste de la capital, se la considera a su vez la capital de la Sierra por ser el centro comercial de la comarca.
En un principio su economía estaba basada en un comercio propio de la sierra, donde la ganadería, la apicultura y las canteras de granito eran el motor principal. En la década de los 60 Collado Villalba empezó su transformación. La construcción de viviendas en torno a la estación que estaba distante del casco urbano, pero sobre todo la llegada del suministro de agua, supuso la llegada de muchos veraneantes que instalaron allí sus segundas residencias. Ese núcleo de población estival y de fin de semana impulsó el sector servicios.
En la actualidad las buenas comunicaciones de las que dispone, tanto por carretera como por ferrocarril, han hecho de Collado Villalba un lugar no solo de primera residencia, sino comercial y de ocio. La industria también es destacable, albergando más de un millar de empresas en sus polígonos.
Como puntos de interés encontramos la iglesia de Nuestra Señora del Enebral, llamada así por la rama de enebro que lleva la escultura de la Virgen en la mano. Es de los siglos XVI y XVII y la sillería granítica con la que se construyeron la torre y parte de la nave tienen decoraciones típicas de la región. En su interior se encuentra una pila bautismal del siglo XVII.
Cerca de la iglesia, también en el casco antiguo, está la Fuente de El Caño Viejo, la más antigua de Collado Villalba ya que su sillería data de la época de Felipe II. Desde mediados del siglo pasado hay un chopo junto a la fuente que está incluido en el Catálogo de Árboles Singulares de la Comunidad, y por lo tanto protegido.
También encontramos uno de los elementos culturales más significativos: la conocida a nivel popular como “Las Agradas”. En realidad es la llamada Roca del Consistorio o Piedra del Concejo. Se trata de cinco gradas talladas en una roca de aproximadamente 2 metros de ancho. Está en la Plaza de la Constitución cerca del ayuntamiento y allí se discutía toda la normativa local en el siglo XIII, al igual que cualquier otro asunto que concerniese a los vecinos.
De antiguos pobladores quedan restos de algunos tramos de calzadas romanas por donde pasaban vías trashumantes, y bóvedas de ladrillo árabes, dando testimonio de la importancia de dicho enclave en la sierra de Guadarrama.